Tu no mereces ser llamada ni nombrada por nadie.
Eres impronunciable e inexistente.
Eres un sueño, una pesadilla, un ardor, una sonrisa.
Por no ser, eres cada vez más importante.
Gastaría todas las palabras de todos los idiomas
antes de dar con tu nombre, con tu número.
Pues eso debes ser, un número infinito y sin dígitos.
Un color que sólo ven las abejas y uno que otro loco.
Una festividad, una santa, una memoria moldeable a gusto de quien imagina.
Tu eres esa lluvia que nunca llega en las tarde de verano,
el sol que no calienta dentro de la cueva,
una flor de loto capaz de soportar el peso de todas las plegarias del mundo.
Una adivina que no muestra la cara, una luna que no se guarda.
Un cáliz que no se acaba, un árbol que nunca envejece.
Eres la voz del viento, la mueca que hacen las pozas en otoño, los ronquidos del mar.
El tintineo de la luz del farol, el abrigo de la luciérnaga.
Eres un sueño, una visión clarividente de un futuro incierto.
Una pesadilla, un aterrizaje forzoso después del coma.
Un ardor, un llanto de lija, un bostezo sin lágrimas.
Una sonrisa, una falda de hojas muertas, un epitafio sin dedicatoria.
Eres infinita y nula, eres por no ser, por imaginarte eres.
Eres a pesar de todo inexistente...
miércoles, mayo 06, 2009
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1 comentario:
buena Man
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