Hoy nací con unas ganas inmensurables
de decirte cosas que nunca te diré.
Que me acuesto todas las mañanas
con los pies helados
peleando con Neruda a combos
pero él siempre me gana.
Que no lo he leído jamás
y nunca lo haré,
que prefiero a Linh, a Tellier,
a Oliverio, a de Rokha o a Benedetti
antes que a él.
Te confieso que a veces quisiera
decirte tantas cursilerías
que me avergüenzo.
Como decir:
Me acosté con la luna para escapar del día
y quise despertarme en un sueño
donde el amor no fuera un silencio
que sólo se grita hacia adentro.
El viento vino a acariciarme la espalda
y quise creer que eran tus manos.
Dormí suspendido en el tiempo
abrigando el alma con los brazos.
Le pedí al cielo que llorara por mí
para no ahogarme de tanto frío.
En el mar, el sol se quedó hundido
a esperar que termine el olvido.
Se cayeron todas las estrellas
queriendo cumplir un deseo
pero aún sigue lloviendo
y parará cuando yo esté muerto.
jueves, mayo 07, 2009
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1 comentario:
un poema dentro de otro ah.
Notable
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