Desentonaron mis ojos en los tuyos
la cansina tarde de gobierno.
Trataste el escapismo
para poder salvarme.
No hubo nada
ni en tu mano
ni en la mía.
Consagré al equívoco horóscopo
que leíste en mis sueños
bajo la sal que se pierde
tratando de caer de la cama.
El epitafio dice: quisieracreer:
en todo por sobre lo obvio
lo ambiguo a la indiferencia,
el gusto a la complacencia,
la suerte a los errores,
la vida y los temores.
Desastrosa bienvenida
del paladar ahogado
de tanto reír a lo hiena
La culpa es mía
no de ella
Lanzeta apócrifa.
martes, mayo 12, 2009
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