martes, enero 16, 2007

Ciudad de fieras

Hoy han soltado la fiera que dormía enjaulada en esta horrible farsa....
Se retuerce de alegría porque nadie la mira, goza de lo patéticas que son tus tristes fantasías. Lo peor de todo es que nadie lo nota, se encarama en tu fea rutina y aun así no eres capaz de verla todavía. Te sigue bajo tu propia sombra ensuciando los zapatos. Esperando que tus dudas te vistan de hediondos harapos. Antes sentías un raro cosquilleo cuando rozaba tu pierna asustándote a ratos, ahora no sientes ni su lengua mientras te lame tras la rodilla. Mucho menos sus carcajadas que mas se parecen a una tos forzada. Pero ella nunca te suelta mas de unos segundos y lo hace para ver lo temeroso que te ves solo. Luego vuelve con su fría egolatría que te enferma en cada penumbra del día. Te corroe el pensamiento con el simple hecho de existir. Ni en las noches te abandona, pues duerme a los pies de tu cama fabricándote pesadillas. Pasa el tiempo y tu solo buscas una respuesta, a tus sueños de dientes flojos y sangrantes encías. Preguntas anonadado a tu gente mas cercana, ¿que es lo que pasa?... Aunque nadie suele tener la respuesta adecuada, te guías por la más sencilla y barata. No es nada… El tiempo pasa y las cosas nunca cambian, los lugares, las fechas, las ilusiones, las mentiras, los vicios, las penas, finalmente pierden importancia. Sin embargo ella sigue allí resguardada, tras los escombros de tu alma añejada. Con su gusto adquirido tú sangre es de lo más divino. ¿Crees acaso que le importa lo que hayas sentido o lo que hayas sufrido?...

Una vez mas te levantas caminas por la acera sin descansar siquiera. Tu mente a mil por hora, descifrando todo lo llevas hasta ahora. De pronto el juego se vuelve cruel, tu tacto dejo de ser tan infiel. No te queda nada mas por hacer, la bestia sigue detrás alimentándose con tu gastada piel. Piensas en correr quizás así la puedas perder. Pues hoy la ves y te hace a creer que te estará esperando cuando decidas volver. No le das oportunidad para convencerte avanzas sin mirar atrás. Poco a poco las cosas se ven de otro modo. Nada es tan malo como parecía ser. Tal vez todo lo provocaba ese espantoso ser. Los años de rudeza y egolatría se olvidaron en un parpadeo. Te sientes ínfimo en la multitud, ya no resaltas, ya no proclamas tu soberbia palabra. No te sientes superior a nadie, no discriminas a nadie. Te encuentras a gusto teniendo control sobre tus actos. Esto se nota de tal manera que eres tomado en cuenta de verdad. Comienzas a comprender que todos poseemos a una fiera que debemos vencer. Algunos se estancan con las hienicas risas de sus guardianes, temerosos y delicados juzgan siempre lo que no entienden. Pero otros avanzan, luchan, crecen, piensan, maduran, gracias a eso comienzan realmente a vivir…....