jueves, abril 30, 2009

Acida mente

Todos los cabros la miraban
con cara de panfilos,
como pensando que tiene pensamientos
la muy weona. ¿Hasta cuándo?
Desear, soñar, mentirse.

A veces quiero escribir y no me sale
tengo presión que no existe mas que
en mi imaginación.
Disolver medio litro de sangre en vino,
¿cuál es la diferencia entre gastar los codos
esconder el alma y vagabundear sin sombra?
No sabe tejer la vieja muerte que no llego.
Me daría pena que supiera, a esta altura
me habria hecho varias chombas y unos cuantos calcetines.
Al viejo del bar le debo como cinco,
mejor hago que voy al baño y salgo.
Nicagando me pillan.
Total yo no soy de acá.
Mal.
Mañana tengo que entrenar.

Miedo que desaparece tan fácil como aparece.
Se siente bien...el frío.

Le dije el otro día a Benito que me abriera la puerta:
La decadencia lúcida de tu incoherencia verbal,
"siquiatrica" y emocional me pueden guardar los guantes.

Transpiré con las pichangas que nunca tuve.
En cancha, en la banca con un vaso.
En el bar de Eugenio.
Domesticado.


Los ojos caen otra vez en los versos de algún otro pobre.
Las rodillas raspadas, los oidos con sordera.
Cual se ajuste a la complaciencia será vuestra sugerencia.

No hay mala cosecha que en malos tiempos no se tome con ganas.

Básico

Desplegado, despegado
hasta donde quieras
antojos sobrexaltados
de tanto maromeo.
Podría adjudicársele
parcial e indiscutidamente la
mentira filosófica verbal y oral
de la mentira.
Acidamente,
ácida-mente.

Pobre muerto de hambre

Pobre muerto de hambre
sin talento
aparecido, don nadie
con el pantalón sucio y descocido
muerto de hambre
primer síntoma de hambruna
tiene el ombligo hinchado
sal de acá extraño
sin talento

viernes, abril 17, 2009

Un café después de...

Un café después de...
Una mirada tonta de inocencia,
de culpabilidad, de ropa mal puesta.
Un sobrero de látex, prematuro, impotente.
Arrugado en un papel lleno de mocos.
Esa ridícula mueca forzada,
el olor a entrepierna seca, evaporada.
Tus piernas.
Las uñas rotas, recién pintadas, repintadas.
Un café después de...
Flores para difuntos dibujados en saliva.
Trenzas de orgullo premarital,
de consejos abortando la autoestima.
El rush por la pera dando asco.
Los ojos llenos de sombras,
las mejillas llenas de estuco.
Tu orgullo.
De grasa desecha de las estrias, de puta.

Un café después de...

viernes, abril 10, 2009

ja

Me dijieron que era mejor callarse, seguir adelante.
Acordarse, pero sin hambre.
Yo hice caso, a medias.
Madrugé para sonreirle al gallo
al reflejo que se ve al mirar rapidamente
hacia atrás.
Me saqué los lunares y tu imagen de niña
a punta de pinza y escapelo.
Hasta que intercambié los ojos
con la muerte y con tu padre.
Sin hambre, sin estómago, sin sangre.
Nunca había odiado a nadie.