jueves, enero 08, 2009

Con fe de herencia Saer

está alegre
no recuerda bien
no esta de acuerdo
con las opiniones
el poeta le regala
la última imagen
de la secuencia
rinocerontes perdidos
que se creen hipopótamos
no conocía a su amigo
de sueños materializados
pero no importaba nada
mas que la letra visionaria
que queda en la vigía
al perder los ideales
en conferencias obligadas
de números eruditos
que son el pábulo triste
de olvidar quién se es
cuando nadie retrata
lo mal que nadas
en ríos africanos
de animales cambiados
en fotografías recitadas
para sonreír a través
de jarras tan transparentes
como la consciente locura
del alma precipitada
que sólo descansa
bajo el carbón
soñando con ser cristal.

Siniestra

la quirilancia en infantes
de creencias judeocristianas
la mano siniestra se jacta
de guardar la mejor astucia

lateralidad infalible
que corre por los semidiestros
nombres de grandes maestros
hendrix, da vinci, picasso
chaplin, mcartney y Castro

los llamaron torcidos
de redundante demencia
nos apartaron versículos
de ambivalencia

somos hombres sin derecho
en un claustro diestro
ambos lados de la cruz
tienen el mismo peso

tildados disléxicos
por habilidades escasas
de entendimiento poco
en manos erráticas

la creatividad encerrada
en un solo hemisferio
sin limite ni descenso
los dedos que no divierto

el bastón siniestro
del negro gastado
pintaba en azul marino
las noches de encierro

estrellas sumergidas
en tus pómulos hundidos
las caídas zurcidas
en parches cuadriculados
la mano desvirtuada
tiesa contracción
de los planos ciegos

destreza zurda
la calle está abierta
los ojos ruedan
en mi palma cerrada

el canto torcido
mal dormida silla
del cojín muslo

el antebrazo destejido
en ronquidos exagerados

la mano habilidosa
ya no tiene hueso

hoy desperté siendo
de pies izquierdos.

Arriba y abajo

desde lo olvidado
lo sufrido es experiencia

la voz de la esencia
escondida tras apariencias

no hay credibilidad
en la culpabilidad
ni en la sinceridad
de la morbosidad

pero puedes, claro, presumirlo

no hay quién te desconozca
cuando es momento de orar

debajo de un automóvil
con el fierro apretado
en la parte alta de la cintura
la baliza es roja y blanca

las palmas juntas
en paralelo
directo al cielo
lo que más tememos

nuestros cuerpos accionados
a destiempo de la luz

no entra en un sólo cuerpo
la razón de hacerse viejo

y es lo que nos da terreno
en el reino del triste sueño

pues que me arrepiento
del mal que he hecho
maullarán los felinos tiesos

muertos de miedo
los pantalones hediondos
pero no pares a llorar
allí en la berma caliente

no bebas alquitrán con pena
recuerda el mate de Nuevos Aires

le tememos al compromiso
al dolor del ya te quiso
cargarnos las decisiones
implorando malos perdones

bastaría la vida tranquila
para saldar las cuentas
con el de arriba
y el de abajo

los hombres han peleado sangre
todos son el mejor postór
entre el diablo y dios
el alma es sólo papel moneda

rogamos que no se pierda
aunque nosotros la olvidamos
casi toda la vida

en rincones oscuros
en ángeles de bajo mundo
en palabras secuestradas
bajo paladares mirones

entonadas las ocasiones
conoce el silbido
del te sigo rastreando
tu camino de estrellas

montado en un grillo
saltando montes enteros
sin hacerme problema

guardo el alma en la maleta
la vida ajena
ya es suficiente belleza.

Macabrería

macalabreria, macalabrería, macalabreía.

acaricio el papel
le doy todo lo que poseo
con lágrimas de felicidad

duermo con él
lleno de tinta
lo acuesto en mi pecho
le canto cuentos
para que sueñe
con futuros presentes

lo amo
aunque no se pueda
escapar de su nombre
tu estás en él, encerrada
inconforme

pero te tengo a escondidas
donde solo eres mía
un papel chorreado de tinta

es tu retrato mal hecho
porque no puedo
verte como S.O.S

pero me quedo
con la imagen predilecta

en la pasión hay pimienta
sobre los dedos hay sal

yo me conformo con tenerte
en un papel que ignorarás.

macabreria, macabreria, macabrería.

Me cabriaria, me cabriaría pero no puedo

Guitarra

te toco
entre los aceros
mi antebrazo
en tu cadera
no ha sido fiel

te canto dolido
mi voz afinada
pero tu no me hablas
como antes

no me reconoces
el tiempo arrugado
ha hinchado mi cuello
sobre hombros pesados

tengo débiles pasos
en bailes de dedos
tu cuello se cansa
de sentirse violado

a mis dedos sin callos
los sientes extraños
la cuerda oxidada
busca cortarme

decirme que corra
desiste, ya basta
perdóname, no quise
dejar de admirarte

yo nunca me he ido
vuelve a salvarme
entre tus cuerdas de acero
yo quiero tocarte.

¿Y el gigante?

esperé ver a un gigante
vestido de molino
con los ojos grandes
y los labios finos.

esperé una voz ronca
unos dedos fuertes
un camino largo
de risa tenue

pero encontré un hombre
o algo parecido
nada de lo esperado
nada de lo perdido

disfrazado de patán
con su risa forzada
tiene ojos pequeños
y en los labios callos

hablaba de nada
pero no paraba
reía de todo
pero no entendía

él no decía que decía
cosas que no hacía
su mala vida
en hábitos crecientes

ecos cínicos
repetían palabrerías
reducían engaños
burlas contestatarias

no hay por donde
yo suelte la mano

mis nudillos duros
ella en un rincón
bailando.

Exclavo oxidado

el exclavo oxidado
sin punta
la saliente destruida
podrida

rasguña rodillas
en hincapiés añejos
de cañuelas frías

en la mancha
el descueramiento
la pobreza se desprende
en cáscaras de errores

el discernimiento
de los pilares de plata
que afirman el suelo
y ahora hacen falta

el exclavo rodador
en un agujero dilatado
la grieta en la madera
de cambiantes pisoteos

a los cimientos apolillados
va la inyección vomitiva

el circuito cortado
en el cajón de lo oxidado

recuerdos mentirosos
hablan en hasta nuncas

las promesas deudoras
de mujeres tumbas

el clavo nuevo
en un puesto viejo

pasó lo mismo
soy un señuelo.

Vejez

los lentes claros
los marcos dorados

brillan a contraluz
pelos en los lunares

las mejillas racionadas
en secciones y decepciones

las rodillas juntas
las nalgas duras

el cuello lleno de manzanas
una perla en cada lóbulo
hojas para calcar los años
sobre las venas pecosas

tres anillos y las uñas pintadas
los calzados mayores

tallas para no inflamar
los callos y los doblepies

llenos y cansados
de empeines altos.

No importa cómo

la métrica desaparece
cuando yo quiera
no oír más
melodías y canciones

rompiendo ruidosamente
no responden
los negros ahíncos
voz trágica
no perteneces.

al mundo mío
botaré las estrellas
para iluminar de sueños
tus miedos

tierra bajo las uñas
de manos ausentes
que no conozco
lloran
por otros ojos.

Reír muriendo

somos treinta y dos
yo estoy solo
vestimos de tricolores cambiados

ocupamos la misma mesa
pero otra, algunas blancas
otras negras, cojas
largas, rotas

cargamos los bolsillos
recuperados de la vida
que hemos perdido
al caer desde el abismo

nos encargamos de morir
donde nos sea posible
hoy mantengo el rostro
alejado de los heraldos

los profetas vencidos
los poetas sufridos
los niños perdidos
del papel inundado

cambia la medida
en las corazonadas
los problemas no andan
queremos reír desde el alma

no apresures nena
los colores fluorescentes
la audición imaginaria
los olfatos internos
las miradas sobrepuestas
no más sequías
en mejillas blancas
no más compromisos
no más zapatos
no más limosna
no más cariños

la muerte sólo persigue
al que aún tiene miedo

acción mediática
te rescato si mandas

a nacer muerto
a morir prematuro

los soplidos del pecho
las narices gigantes

los labios hinchados
la pera semipartida

la barba escasea
el pelo en la frente
se roba la cara

la calma del alma
no existe aquí

estoy menos muerto
que el día en que nací

ojala que valgan los dolores
para pagar el cielo

ojala que valga la fe
para morir riendo.

Rojo

desprecio el rojo
los colores ficticios

tus hombros de niña
mis manos partidas

río hasta sangrar
por dentro, hacia afuera

escupir el alma
en coágulos negros

estornudar el rojo
malestar del "notecreo"

cargar las voces
en pequeños cubículos

las luces fluorescentes
en pelucas muertas

animales extintos
en muñecas descosidas

ahora sin el hoy
sin llegar al ayer

con rastros leves
ser quien puedo ser.

Antiyo

hoy hay calambres
en los dedos anulares

calando en la mina de plomo
el azar airoso

los sellos sin imagen
las caras sin número

hoy sirven éxtasis
en rulos rojos

creó borrones
en la chaqueta

la ceniza húmeda
bizarra cantata
del cielo disuelto

muñones plegados
en las arrugas cicatrizadas

el antiescriba del silencio
lascivia ama del tugurio
la voz del antiyo.

puentes colgantes
son cuerdas flojas

que el hombre urbano
ha empezado a cortar

no me enseño
a copiar defectos

de tus palabras
me quedo quieto.

Ecuaciones cristianas

Varado en números deformes
inconforme de olas rojas

tengo una cicatriz abierta
en columnas de ciego paladar

no tengo por dios al tuyo
amigos míos cuelgan de la corbata

yo saco las armas sin polvo
desierto otoñal déjame entrar

en tu mirada fuerte anido
oblígame a no decirte el nombre

mis muñecas atadas a tus pies
sin piel de rodillas en maderas sonoras

quedan en piedras que tiñen horas
sobras de conciencia en la mano suelta

gajes de engranajes sin aceite con agua
tic tac de la cueca de bolsillo

bar sin barra en luz escénica
variopinta generosos no somos

quedan sustancias plásticas en paz
almohadas de nácar y sal

ahora sobre grafito numeriles.
cristos clavados en ecuaciones

sinfónicas, paradigmáticas, sintónicas.
crespa memoria del irrecordable

de lo que traemos al nacer
oíd! la voz que rompe la mía
su cáncer simplón de la obviedad.

Morirla no puedo

solo me quedaré
a mirar hacia atrás

que es el ahora
que pronto alejaré

se que dolerá sacar
la sangre de mi cuerpo
pero me arriesgo
a morirme de la muerte
de su propia vida

en paz de ataúdes
mi alma secada desde los ojos
no suelo arrepentirme antes
de hacer lo que erraré.

soy tan porfiado y masoquista
que prefiero matarme a morirla

a ser sobras de recuerdos dulces
mi mente cargando cruces
que no son rabias indiscretas

son sangrías de placenta
en donde se rompen las olas
el mar prisionero
de sueños impersonales,
es imperdonable!.

qué te digo
para que te arranques
y no quieras sufrir
el dolor que te robo

que hago para darte
muy poco de todo
lo que me tocaría
volver a sentir


déjame recitar olas
en estrofas sordas
mis manos locas
en tus miradas pocas
y es porque me muero
que no puedo contarte.

Sepulturero no sufras

el sonido candente
de la podredumbre exacta
esa que llena el alma
y no sólo te salva
de caer en manos anchas

descuida el camino
si tus pies chuecos
te llevarán al mismo lugar

la noche plácida
que ya no puedes rescatar
desde el sonido recíproco
del te ex extraño

no hay moribundos
en papeles plastificados
el sepulturero cesante


los poetas en la mar
se guardan la sangre

no busques culpables
porque la vida es muy dura

el alma es tan grande
que a la muerte asusta.

el-la-los-la

la costumbre abierta
a nuevos contratos
los oídos abiertos
los ojos cerrados

se escapan pelusas
de rotos bolsillos
a mis viejos amigos
los siento perdidos

el frió entrecortado
entrefrio unido

los sueños de niño
son voces de exilio

de la mano del tiempo
las palmas se secan
las uñas se caen
las costras se quedan

parentesco bajo mesa
los condimentos áridos

bosquejos contraídos
en manteles blancos

la sal esparcida
en lenguas rabiosas

los platos vacíos
las migas, pocas.
los tenedores doblados
las cucharas perdidas

el té es tan escaso
las hormigas tan dulces

no nos queda jabón
ni tampoco pan duro

las termitas obesas
las polillas sin hambre

nuestro techo perforado
nuestra ropa gastada

las uñas no crecen
el alma enloquece
los piojos viejos
ya no se sienten.

Esqueleto esclavo

desde la profundidad del asco
emana el clásico olor
de los cuerpos putrefactos.

la rabia es alimento
para grilletes sangrantes

las cadenas oxidadas
del esqueleto esclavo

no tienen dueño
en el hueso astillado
ni en el músculo podrido
las moscas hijas

se vuelven caníbales
sobre el alma de su padre
las rendijas luminosas

desde lo más alto del negro cielo
el hambre ausente

las ratas sin cola
sólo pasan frío los barrotes

en la mente sabrosa
los peores banquetes

la lluvia caliente
y llena de sal

la espina saliéndose
bajo la nuca
el pelo creciendo
donde aún queda piel

la quijada vacía
la lengua acabada

los ojos huecos
la vida esfumada.

Heavy

da pena, ¿no crees?
morirse etílicamente
ineficientemente

con el ombligo sucio
la voz raspada y de sobra

años que se escapan
jugando en la estría

les caigo silente
muerto de memorias

sueños cambiados
recuerdos que no quiero
váyanse de una vez lejos
por ahora y por siempre

las caricias mórbidas
peludas en las pantorrillas
jarabe para engreídas
que no saben leer

fornidas y arrebatadas
clarividentes exactas

muerte propia
muerte ajena

duerme en tinieblas
la noche te enseña
las palabras del olvido

un cayo en los ojos
no los puedes abrir

mis manos roncas
tus piernas fofas


los tiempos flojos
las malas dietas

los huevos podridos
en hilo de calzón
tu voz y la mía no

comerse la mierda
en sombras espesas
de lo que alguna vez
creímos ser

no somos
nada de lo que soñamos
nada de lo que lloramos

la sonrisa plástica
las gargantas gastadas

el rocanroll es amo
de lo que no tiene dueño

Las letras

las letras están muertas
después de quedar vacías

la enfermedad podrida
de ser lo que no se es

ponte barro en los ojos
mientras cojos quedamos
son velas acabadas
los que nos pega el sueño

Dónde la soledad cierra
puertas sin bisagras
cuando los vestidos negros
lloran el compromiso.

desde la nada al nado
al querer lo que valgo

la sangre tiene brumas
no se permite esperar
alguien que suspire
lo que nunca pasará

siempre anduve a medias
montando elegancias frías

el clamor hipnótico
corroe los desencantos
pero no comprendo nada
no tengo soluciones
a problemas atípicos

no me quites lo poco
que me cuesta suspirar
alejado de las piedras
que jamás pude cargar

amargo abismo negro
tienes el sabor a paz
la muerte me celebra
nunca nada va a cambiar.

Santiago

el aire siempre es malo
a excepción del verano
no hay ni un alma en Santiago
todos se han escapado

a tiempo para no morir
donde llegarán de viejos

pasas con oídos ciegos
paladares de ojos mudos

mentones velludos de polvo
quijadas roídas, gastadas.

las armas más recurrentes
de los asesinos de poetas

son la corta pluma y la corbata
pues con cortar entre costillas

se corta tanto la tinta
como la pluma y la vida

la corbata es el perchero predilecto
para los suicidas morbosos
que visten armani moroso.

la corbata del mandatario
la cinta floja presidencial
un abismo bajo la cuerda

solo unos milímetros bastan
para no volver a caer
en las mismas repeticiones

cuantos hombres y mujeres
han dejado adular el color
que resalta sobre la camisa

el traje negro las piernas blancas
los sueños negros, la vida es plana
la muerte es débil, fácil de tentar

más fuerte es la carne
que se consuela al despertar

distante desde lo cercano
rodeado de cultos nuevos
con insignias viejas en el pecho
colgando el parche del papá
en donde inventamos el hoyo

el orificio del cigarrillo
las palmas secas del olvidadizo
del amigo de alto grado
casi siempre sobre cuarenta

amistades de derroché
no venero al camaleón
del ruiseñor del vecino
del caballo podrido
lleno de sal al sol

no manifiesto síntomas
que no son recurrentes
en las monedas de cartón
los billetes postizos

el baúl del abuelo
lleno de cuadros viajeros
del sueño, del miedo, del tiempo

son variadas melodías descoordinados
que se cuelan por las costras
y las buenas demoras

el viejo pote del mate
el instrumento indígena

nuestra mente escarbada
llena de hoyos y de cerros
de escombros y desechos
que revelan los cimientos
tras tapar el sobremar

la muerte inconsistente
en mi mano y en la tuya
en mi bolsillo mi tumba
en tu bolsillo mi tumba
en tu repisa mi tumba
en mi repisa no hay nada.

Eres nada

no espero nada de ti
porque no te conozco

no pretendo quedarme
en tus ojos rojos

No causa gracia
babear cuando no hay
recados en el sueño
ni mejores paraísos

la muerte está cagada
si piensa en tragedias

guantes quirúrgicos
bandejas de cera

en el cráter nasal
putas muertas
vestidas de blanco
en pisos plomos

síntomas delirantes
sobran vestigios
del pecador desechable
los valores cívicos.

Él fue el último yo lo vi irse

se le quedó la sombra
colgada tras la puerta

tuvo los labios partidos
durante toda la infancia

le resisten las manos
en anillos de plata
bajo la chaqueta verde
nos dejó sueños indigentes

cargó con mi nombre
adornos desconsolados

en lentas convicciones
los buenos dolores
las más finas pasiones
corroen las mejillas nubladas

desde el purgatorio
a las nubes caídas
son antiguos honores
de caminos ficticios

dónde decidí seguir
a pies vagabundos

en la voz áspera
las lágrimas cálidas

nuestras manos atadas
entre huesos rotos

donde quedamos solos
reconocí tu voz en otros


no vuelvas vestido
con ojos que no conozco.

No más

sin posesiones
no más intenciones
ocultas del eres mío
sin dueño

no más coqueteo
de mentiras labiadas
sin compromiso

mas que en bostezos
ejecutados en cama
sin afecto

un segundo de atención
tapado por sábanas
sin confianza

más que la desnudez
obligada de la pasión
sin pasado

el romance forastero
entregado a medias
sin futuro.

Sola

Quise verte sola
sobre tu sombra
en el reflujo
de lo que no se dice.

Quise tenerte sola
mientras espiabas
ninguneando al erotismo
con tus pezones duros.

Yo con tan poca vida
tu tan llena de muerte,
guardas el papel castrado
en el último bolsillo.

Dibujando la tormenta
la escriteria renace
esta noche se queda
bajo el recuerdo.

Violín roto

el violín roto
chillaban las cuerdas

colgando del cuello
las notas mal afinadas

el público mudo
las palmas partidas

los aplausos ausentes
los dedos pegados
en piezas entumecidas

escarbando las siluetas
de las muñecas de hielo

los sonidos trizados
por risas tosidas

los sueños constantes
las buenas mentiras

los asientos ruidosos
las luces caídas

en encaje de cola
el piano de moda
se calla y se mofa.

Mirémonos desde lejos

Tiritan las manos frías
aliñadas con hambre

los tiempos se fueron jóvenes,
volvieron tarde

sea como sea los quiero
mis viejos sueños

para terminar la fisura
de costillas apretadas
que impiden al aire
abrirme el pecho

mirémonos desde lejos

el cielo sin movimiento
nuestros pies sin planta
en zapatos vacíos

píntame el rostro
que párpados nos escondan
en miserias de copas rotas

Sigue siendo lo que siempre fuiste
inspiración para aullidos de luna
cajones llenos de papeles sueltos
de llantos que no recuerdo

dejaré la voz en negro
tuya es la cara y éste el espejo

eres la madre de letras con vida
yo el padre de mi poesía

nuestras hijas olvidar no pueden
la pena de mi corazón desnudo
el nombre que encierra el nudo
sólo las lleva a buscarte.

Adioses

siempre recuerdo la primera vez
que estiré mis cortos labios
para ayudarte a volar lejos
de tus problemas ingratos

adioses congelados en fotos
me cortaron las lágrimas
para que con ellas crearas
este feo cascarón vacío

mi reloj de bolsillo no mide
el tiempo que queda nos sigue
son sólo recuerdos trizados
entre vidrios rotos de ayer

Sé cuanto duele caerse
desde una altura infinita
bailando junto a la luna
el alma se nos derrumba

al vernos en reflejos líquidos
nos engañamos el uno al otro
con caras de rasgos cambiados
en sueños del amor culpable.

Agosto

Aquí es cuando
la vida renace
florece la inspiración
Aquí es siempre

agostos largos de césares
fueron también confidentes
de temblores trémulos
en alas de pájaros extranjeros

Hoy es donde
la voz se abre desde el cuello
sube desde el instinto
a la astucia que al fin aparece

treinta y un milagros
que fluyen en entrededos
gracias a ladronas de razón
esparcen sentido.

otoño tardío, nunca te has ido
me has vivido largos inviernos de capital

Se deformaron sombreros
parando el agua a narices
nadie saluda a los tristes
labios de hombres odiados

La lluvia lavó el polvo
con otros ojos lloraba
que aun no se va la mañana
en ríos de lágrimas claras.


Botas náufragas chapotean
untan las plumas blancas
en lagunas de tinta
que nos absorben vida


Huellas negras de alivio
en altos precipicios
tiñen aceras de cobre
de un país sin honores.

Gólem

La cruz dada vuelta
mi herida se vierte,
mentiras dibujan
un cuadro infernal.

El pincel mentiroso
atrae a sus hijos,
la fe acostada
en papiros rotos.

Ilusiones de manos
para ojos confiados,
entre oídos tapados
no se sabe creer.

Las voces de los pies
ya no mueven el suelo
tras esperar lejanas
en vuelos siniestros

Se abruman ciudades
de inciensos santos
respirando el humo
bajo ritos gastados

Perdimos inocencia,
o la poca que había,
desfigurando palabras
que no supimos hablar.

No hay olvido culpable
en enseñanzas perdidas,
nos engaña la muerte
de la esperanza atrevida.

Tarareo cunas

Abriré grande los ojos
hasta que no duelan
en músculos del pecho
los pulmones desechos

no incomoda el frío
en noches tan oscuras
acostumbro tomarlo
al interior de mi cuna

Cada suspiro consciente
es despertar sonámbulo
los letargos plásticos
en camas de mimbre.

Pensamientos que son ecos
contra paredes blancas
muchedumbres vacías
en el alma se guardan.

Solo tarareo canciones
para quedarme dormido
en encías hinchadas
mis dientes partidos.

Te confundo

Hoy te vi como un fantasma
que deambula en mi ciudad.

Mostrando un espejismo
de la enfermedad dulce

Hoy te vi como un recuerdo
recorriendo mi ansiedad.

Son cimientos de perfume
la fantasía verídica

Te seguí tal como sombra
en un páramo desnudo.

Siempre a tus espaldas
con un nudo de dudas

Esperé casi con miedo
el sonido de tus besos.

Y aguanté una lágrima
al ver que ya se fueron

Ninguna suave melodía
del medio día perdido

En nubes de invierno
para borrar mis malas vidas.

Tampoco una mueca sin desdicha
De sonrisas que no exigen

En amoríos que a veces enlazan
distractores de ojos incrédulos.

Luego como un ciego busqué
tentado a tocar el suelo.


El trajín de los secretos
se esconde de mi vista

Que cuerpo ajeno has traído
a este mi mundo nocivo

Lleno de vientos y agujeros
y de sueños sin remordimientos…

Lunes de luces planas

Se perdió la vanidad bajo la escarcha
en Lunes de luces planas de invierno.

Los pájaros de cuclillas caminan
con sus tiesas alas de calvicie senil.

Nace prematuro el vuelo del hombre
en una caída ascendente sin plumas.

Agita palabras que no son las suyas
suspendido en un nudo de aire.

Ladrón de papeles y letras vacías
es del tiempo un viajero perdido.

Ofende al camino pues no deja huellas
su rápida vida se pierde en boca de nadie.

Baja desde el nido al subsuelo.
Del ombligo del mundo al desecho.

De los sueños a un sucio féretro.
De dos frases sueltas a un verso.

En una prisión sin llave ni guardia
se quedará cumpliendo lo dicho.

Sin más espacio entre paredes
encontrarán un hueso vacío.

Sol mendigo

Incansable sol mendiga
vaga en lo alto tranquilo.

Del alba al atardecer miras
caídas en mares oscuros.

En nuestras espaldas rotas
cargamos tu yugo por horas.

Déjame el sonido en la nuca
no conozco nubes dibujadas.
Mas que por la brisa marina
de las sombras de fin de día.

Llantos de pasado cansino
bailes dónde se han ido.

Lágrimas deshacen mejillas
sobre timones de soledad.

Las herramientas oxidadas
enferman de desconsuelo.

Desde los sueños voló la ternura
Hasta las noches en que te pierdes.

Lo que nos queda

Basta de márgenes estrechos
Suspirados años sin fecha
El acento cantado
Las frases medidas
Diez razones para no olvidar
Las linternas sin foco
Papeles de verde mohoso
Traspiés de veredas inmundas
Pantalones arremangados
Lana en los pies y cuello
Sin nucas al cielo
Los te quiero tanto
Para no olvidar
El nylon de seis cuerdas
Con artificios de cenicero
Los orificios zurcidos
Llenos de corchetes
Y botellas interminables
En vasos que no tocan fondo
Rompiéndose contra paredes
Ayudantes de casualidades
Mancos de apretones fuertes
De lápices de cuatro tintas.

Mandrágora

Mandrágora

mandrágora
duermo en tu raíz
todo el invierno

el viento canta
alaridos de jaulas

Narcisa carabela
el mar agrieta
la quilla y el casco

las velas tiritan
danzando soledad

las cuerdas arreando
tus ojos de sal

me tienes muerto
en tu raíz de verano
que rueda en camarotes
ya casi sin tierra

mi cuerpo descansa
curvando la espalda
en el latido ausente

las manos cerradas
en trozos secos
de la vieja infusión.

Escriteria

las manos erráticas
el papel manchado
sin nada

el árbol de otoño
la luz apagada
hojas en el suelo

la voz afónica
el tintero esparcido
sobre la boca

los anteojos quemados
la pluma afeitada
escriteria en los dedos

el sonido intermitente
prolongándose

la clave Morse del tintero
agujerea

el soliloquio inacabable
los nudillos tatuados
en el hueso de madera

frenesí incesante
inquietas la turbiedad
del ensueño clarividente

el desayuno de colillas
junto al ron tostado

letargos indispensables
del amo esclavo.

Nervios prerecitales

pican los dedos
en el paladar cortado

los sueños plegados
en pos del recuerdo

la lata graduada
en bolsillos con hoyos

los colegas amigos
en cubículos independientes

los gustos variados
te dan y te quitan

los preámbulos excitan
desfiles de palabras

una voz retumbando
en el eco estacional

la herramienta sincera
del sé que faltarán

cuando hayan ronquidos
en los asientos lejanos

los zapatos pegados
en la pared rayada

hoy se desarma
el puzzle del alma

las trozos regados
entre tintas vanas

esta es mi silueta
plana inocencia

de ser lo que se era
antes de hablar
con el arco lírico
la voz del exilio

en nervios prerecitales.