jueves, abril 29, 2010

pastillas para la ansiedad

hasta cuando me voy a confuso,
olvidadizo de los aparentes signos de mi identidad,
de por viajar dar un rumbo fijo que también se quede inédito,
casi tanto como los dolores
que se llevó el giro de la luna entre cada giro del sol.
y porque tengo que compararme, siempre inconforme,
siempre indeciso, siempre cobarde-mente tímido,
y cuánto acaso las veces en que sobrepasé mis expectativas como boxeador
termine cantando y siempre solo y a medias.
En un silencio estoy, acompaño lo que no está durmiendo,
otro sueño que inventé y luego destripé con cuatro expectativas mal ejecutadas,
porque será que ante todo terminaré muerto antes de nada,
porque nadie tiene que pasar si es que no logré acordarme...
de las cosas que se saben antes de nacer.
A lo mejor esos bares me dieron más cobijo que las pastillas
y cuantas otras cargas irrespondibles.
Porque sentí que el odio era el mínimo esfuerzo
y el máximo recurso del impotente
y que la gracia sería la conciencia compartida,
de ni mirar a las mujeres que jamás serán parte de mi,
porque realmente ya ni interesan a mi sangre
pero si se desangra el pensamiento en espiral
del tiempo que mide lineal, vida muerte.
resurrección de meollo conversación de los jóvenes
que se piensan almas viejas.
Nunca los podré entender completamente.
jamás saldrá un aliento en la burbuja,
un soplo de calle echa tierra y luego un mundo caminante.
A todos los que miraron al niño crecer, nunca terminaron
de verlo convertirse en hombre. Padre linea de la ignorancia,
te quedas por cierto en cada banca de mi plaza, del país de quiebra.
Un abrazo lleno de espinas en el absurdo,
aprendizaje por repetición y cátedra
harto lenguaje bien utilizado para entender el pasar.
Cuesta pegar la primera y la segunda ya es costumbre,
eso será por que se nace llorando y cuando se muere ya se han gastado las catastro-fé.
Los recuerdos haciéndolos a parecer del negador, del conveniente,
de la fuerza intratable de la furia animal, se hace la comida un rincón satisfecho
de porfines agotados,
por la variaridad de las palabras inventadas en vasos plásticos con
regalo de algún buen comerciante y cualquiera que se pare a escuchar al borracho
que canta en la plaza de cualquier país.
En par de trios cienpiés de once penurias, melancólica remolienda de un sabor campestre,
casi capital de buen industrialista familiar de político,
cuantos cantantes mejores a los que se escucharon
quedaron solitario como el mejor desierto, con la luna mujer a medias o siempre,
cual sea la controversia entre la veracidad de una confesión que nunca se hizo el cura,
pero que por malo que le parezca al sobrio, el curao dice lo que nadie se atrevió a hacer.
Cuales dicen ser que son lo que son, y cuantos inventan los sones dentro de si mismos.
Amarro el ancla al cuello y salto desde la misma nube en la que destronaste el sueño y lo hiciste fantasía, parecen cuatro los tiempos....pasado, presente, futuro, nunca.
Lo más probable es que ninguno exista.


viernes, abril 16, 2010

Solmarina

Aletea tu párpado la noche
el nudo esconde el ancla tierra adentro
¿Del árbol que cortó la mano salió
acaso un poema?

Viajando bajo tierra con un gesto licántropo
canta otro dormido.

Solmarina silueta cuento contigo
para saltar como un trueno
en cada limbo, como un sueño hecho abrigo.

Canta esa vieja canción que habla de
las penas del campo.

Tal vez se cae el tuerto antes que el cojo.

Mientras la luna salga
todo ira bien en el barco de papel.


viajando bajo tierran con un gesto licántropo
canta otro dormido.

solmarina siluea cuento contigo
para nadar como un viento
en cada sismo, como un tiempo hecho alivio.



Canta esa vieja canción que habla de
las penas del campo.

Puelche amor

Hoy rompo la niñez pero guardo el desorden,
la pena y los nombres.
Cuando dejé lo mío allá ausente
y aquí soy tantos, ohh sí tantos.

Puerto de hambre cosida
en pulgares carreteras
vencida noche de ensambles
en los caracoles del cuerpo
cuan trizada pared del sueño
del rompecaminos que vive despierto.

Una polilla en el farol
mira la luna que el hombre le dió.
Ya no llega lejos, se queda cerca,
cerca del hombre, cerca del hombre.

Puelche amor ventisca seda
ala flor del alma pena
truna la inocencia.

El caracol y la polilla amando la vida
para volverse a ver.
Los años pasan volando dice ella
pero a mí me cuesta tanto
si apenas me arrastro hasta su vivir.

Se fue, se fue, llegó, llegó buscando el norte.

martes, abril 13, 2010

la hoja más liviana

Al espejo el esfuerzo por belleza se pinta la máscara
y sale a mirarse en otros reflejos.
Dijo el padre el sueño y lo tomaron en la infancia
para botarlo en adolecencia.
Quiere que la busquen los amantes, amarlos, cambiarlos y volver triunfante.
Entremedio aprender el juego de llorar cuando conviene
y dejar los abrigos abiertos en todos los finales.
Y sobretodo mirar repetidamente los colores del andén,
amenazando con caer de la nube
escuchando las hambres del mendigo.
Sobreviviendo a los anónimos y a las pesadillas del corazón
por ser del viento la hoja más liviana.
Sobrevive a esta vida muriendo.

tierra adentro

Y entonces las luciérnagas se pensaron faroles del campo
y vieron a los niños hacerse hombres en la rivera,
a los perros perderse unos a otros y a todas las casas roncando.
El toro abrió la noche arrastrando el sol para darle de comer
al ferroviario y a también a los destinos del vapor en riel.
Cuentos de que ya están de vuelta los primogénitos
del labrador que desaparecieron en dictadura.
La tetera está viva de acompañamientos,
al igual que los bastones que se han convertido en cuadros,
a ausencia de abuelos
o a exceso de enfermedades incubadas por el abandono.
Quedan unos cuantos niños y la mitad de sueños,
la fantasía no es un sueño,
es sólo una ventana por la que el resignado a veces mira
para verse a sí mismo viviendo las vidas que no alcanzó a soñar.
Avanza la carretilla en el sendero, parando a meter la mano en los panales,
en el hacha y en el frío.
Arde luego la cocina,
se juntan las edades por favor de la rutina
o por orden de hábito familiar,
el mate con o sin azúcar, el pan con sal y aceite o mantequilla.
Y entonces se hace el día en el gallinero, en los muebles, en las manos.
El gato roba su pedazo y corre.
La madre tres o cuatro al hombro mira por la ventana,
afuera llueve pero está saliendo el sol.