la costumbre abierta
a nuevos contratos
los oídos abiertos
los ojos cerrados
se escapan pelusas
de rotos bolsillos
a mis viejos amigos
los siento perdidos
el frió entrecortado
entrefrio unido
los sueños de niño
son voces de exilio
de la mano del tiempo
las palmas se secan
las uñas se caen
las costras se quedan
parentesco bajo mesa
los condimentos áridos
bosquejos contraídos
en manteles blancos
la sal esparcida
en lenguas rabiosas
los platos vacíos
las migas, pocas.
los tenedores doblados
las cucharas perdidas
el té es tan escaso
las hormigas tan dulces
no nos queda jabón
ni tampoco pan duro
las termitas obesas
las polillas sin hambre
nuestro techo perforado
nuestra ropa gastada
las uñas no crecen
el alma enloquece
los piojos viejos
ya no se sienten.
jueves, enero 08, 2009
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