jueves, enero 08, 2009

Santiago

el aire siempre es malo
a excepción del verano
no hay ni un alma en Santiago
todos se han escapado

a tiempo para no morir
donde llegarán de viejos

pasas con oídos ciegos
paladares de ojos mudos

mentones velludos de polvo
quijadas roídas, gastadas.

las armas más recurrentes
de los asesinos de poetas

son la corta pluma y la corbata
pues con cortar entre costillas

se corta tanto la tinta
como la pluma y la vida

la corbata es el perchero predilecto
para los suicidas morbosos
que visten armani moroso.

la corbata del mandatario
la cinta floja presidencial
un abismo bajo la cuerda

solo unos milímetros bastan
para no volver a caer
en las mismas repeticiones

cuantos hombres y mujeres
han dejado adular el color
que resalta sobre la camisa

el traje negro las piernas blancas
los sueños negros, la vida es plana
la muerte es débil, fácil de tentar

más fuerte es la carne
que se consuela al despertar

distante desde lo cercano
rodeado de cultos nuevos
con insignias viejas en el pecho
colgando el parche del papá
en donde inventamos el hoyo

el orificio del cigarrillo
las palmas secas del olvidadizo
del amigo de alto grado
casi siempre sobre cuarenta

amistades de derroché
no venero al camaleón
del ruiseñor del vecino
del caballo podrido
lleno de sal al sol

no manifiesto síntomas
que no son recurrentes
en las monedas de cartón
los billetes postizos

el baúl del abuelo
lleno de cuadros viajeros
del sueño, del miedo, del tiempo

son variadas melodías descoordinados
que se cuelan por las costras
y las buenas demoras

el viejo pote del mate
el instrumento indígena

nuestra mente escarbada
llena de hoyos y de cerros
de escombros y desechos
que revelan los cimientos
tras tapar el sobremar

la muerte inconsistente
en mi mano y en la tuya
en mi bolsillo mi tumba
en tu bolsillo mi tumba
en tu repisa mi tumba
en mi repisa no hay nada.

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