miércoles, mayo 06, 2009

sueños dormidos

Le confié mis sueños al tiempo
y me juré que dormiría sin cerrar los ojos.
Le dí toda la cuerda que pude al reloj
y lo puse en la funda de mi almohada.
Le pedí que me esperara unos años,
que aún no estaba listo para partir.
Pensé que los sueños podían esperar
que era muy jóven para atreverme.
Quién diría que mis propios sueños
vendrían a levantarme la cara.
A desafiarme, a reírse de mí
sin consideración, sin miedo.
Si no fuera por ellos quizás dónde estaría
juntando los pedazos de mí mismo.
¿En qué rincón, en qué barzucho, en qué cama,
en qué recuerdo, en qué hoja, en qué lamento?
Si todos mis sueños siguieran dormidos...
¿Cómo podría yo seguir vivo?

Hace años decidí ocupar el tintero de sombrero;
a mis arrugas las dibujó él y no el tiempo.
Casí volví a botar los sueños en algo pasajero
sin detenerme a pensar primero en lo primero.

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