Entiendo que no hay

El conducto escalofrío
en las sábanas secas,
por la noche el fuego,
durante el día pena.

La interrupción advertida
del castigo intencionado
se levanta de la gotera
para meterse en el vaso.

Que se confundan las voces
de los malos alientos,
lo prometido anda suelto,
inquieto y sin dueño.

Llanto inmemorable
entiendo que no hay
rastro alguno de hastío
en quien no recuerda

Los lunares reventados
de la mano impaciente
orando el comienzo
vertical de la minoría.

Vale encontrar
la entrada al circo
para simular la estadía
del acertijo pagano.