Me picaban las piernas anoche
por las pulgas ajenas
y los ecos de placer
de antiguas madrugadas.
Insomnio descalcificado
lleno de mordeduras,
el descanso insuficiente
de la amnesia conjurada.
La carcajada epiléptica
de los escalofríos esquizofrénicos,
el ausente bozal de plata
dando hambre de recuerdos.
Quemé sábanas con olor a muerto
para espantar la luz del día,
y transpiré olores ajenos
para dejar que descansen mis fantasmas.
miércoles, mayo 06, 2009
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