Vine a comer la fruta
que supuestamente daría
la semilla que planté en mi tumba,
pero el durmiente ya estaba podrido,
las ocasiones acabadas,
el deseo innato... Cesante.
Vine a maltratarme el pecho
con recuerdos de ausencia
que ya no son míos,
vine a crucificarme el alma
en un collar de dientes rotos.
martes, mayo 12, 2009
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