Crucé la calle sin mirar hacia los lados
y no me quiso seguir nadie
las amantes y la culpa de la mano
esperaron encontrar la luz verde.
Crucé el mar sin tener que nadar
soñando sobre el viento azul
con alas hechas de sábanas
en mi barco de papel.
Crucé el desierto a pie desnudo
sin tener que quemar mi sombra
y bajo una capa de lágrimas
cubrí mi cuerpo.
Crucé la selva virgen
sin irme por las ramas
y me caí en un hoyo
del cual nunca volví por completo.
Crucé la cordillera corriendo de frío
pero hasta el día de hoy prefiero
dormir con los perros de la calle
que pasar frío en su cama.
jueves, junio 25, 2009
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