El silencio abrió la boca
cayendo de un espasmo,
se le descosió la cara
aullándole a su sombra.
Nos quedamos quietos,
callándonos el uno al otro,
sujetándonos los ojos
desconfiando del recuerdo.
La primavera extinta
absorviendo el llanto
en un corsé lleno de hilachas
que nunca tuvo dueño.
El amor dando punzadas
en la mordedura del labio,
con su aliento a olvido
congelándonos la tos.
Tú, el tiempo y yo
tragándonos la culpa,
descansando en perdón
la cama de la lejanía.
Tú, el olvido y yo
tomados de la mano,
soñando en silencio,
cayendo de un espasmo.
martes, junio 16, 2009
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