Andas manoseando problemas que no son tuyos.
En el suelo las cosas más grandes parecen las más pequeñas
ahi vas tocándolas con tus cortas manos.
Las sorpresas dividen la resistencia de las hojas contra el viento
la gotera ingrata silencia - caen después los comprometidos.
Yo miro el cielo y él me llora una canción descompuesta.
Yo miro el suelo y él me hace cariño en los ojos
con esas largas uñas de esquina
que pintaron murales dentro de la concha.
No tengo casa en este cuerpo descosido
el muñeco vudú del alfiletero
tengo un sobrevalorado escozor
atribuido a las tragedias morales de las expectativas.
Suelos premonitorios. Servir al saber de las confesiones mal pronunciadas.
Saber que caes y no querer poner las manos,
es poner el labio para que te lo muerda el cemento
luego darle un beso sin cara,
sonreirle al dolor una ternura incansable
para después tragar el polvo de una cama,
estornudar una verdad insostenible
y finalmente querer dormirse solo.
sábado, septiembre 12, 2009
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