Se me cansa el alma en esperarte, el reloj anda a su medida
desfigurando los poemas más inútiles, las más frías heridas.
En barcos de papel los poetas quieren surcar los mares
y lamentablemente eso es imposible, no queda otra que ahogarse
viajando con los ojos de los dedos en estas habitaciones de otoño.
Creer en los amoríos sin exigencias, en la irremediable consistencia de la muerte.
En que alguien vendrá a tocar la puerta y al abrirla se verá afuera.
El corazón es el baúl en el que heché todo aquello más grande que yo,
pensé que ya no había lugar para los débiles pero él es la casa de todas las lágrimas.
Cuanto desearía que los espejos te miren a ti y no tú a ellos, que la vida te defienda
cuando tú andas peliando con tus muertes...
lunes, septiembre 14, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario