El olvido es un disparo al aire,
es un cartucho de sal,
es una lluvia de alquitrán
sobre un vaso vacío.
Es guardar cachureos en un velador
y luego quemar la casa.
Es quedarse mirando por la ventana
contando los inviernos.
Es tomarse una botella al seco
y terminar vomitando.
Es no querer irse a dormir
para evitar verle la cara a los sueños.
Es dejar el hogar buscando uno nuevo
golpéando todas las puertas.
Es confundir el amor con el odio
cuando ya son uno solo.
Es ver el recuerdo acostado en tu cama
y no poder reconocerlo.
Es sentarse en el paradero sin cigarros
esperando una micro que no existe.
Es tomar el metro en la primera estación
y viajar al azar después de varias vueltas.
Es no saber cambiar el mate
cuando ya se le acabó el sabor.
Es encontrar a los poetas
caminando por los parques.
Es encontrar una tumba
a la que se le borró el nombre.
Es cortar un ciprés que quitaba el frío
y reemplazarlo por esculturas de acero.
Es llevar un crucifijo de oro
y no darle una moneda a los mendigos.
Es haber crecido en un palafito
y ahora asomarse al balcón y ver la calle.
Es no sacarse los audífonos
mientras un tipo se desgarra cantando en la micro.
Es leer el poema de un desconocido
y no tratar de entenderlo.
Es reírse del borracho del barrio
y no invitarle ni siquiera un copete.
Es sentir pena por la puta de la esquina
y no hacerle cariño aunque sea una vez.
El olvido es no sentir nada
es un anticipo de la muerte
es no querer llegar a viejo
por miedo a olvidarse de uno mismo...
martes, julio 21, 2009
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