jueves, julio 23, 2009

cielos de una poza

Desayuné mis problemas y quedé con hambre,
que miseria de claustrofóbia
y que débil son los regazos del espejo
cuando uno mira patéticamente el suelo.
Esto es como ahogarse en una gota,
es un pedazo de cielo en el suelo,
un charco más en Angelmó,
un muerto con chaleco antibalas.
Basta de conciliar la vigía
en un sonambulismo hereditario,
desesperándose en silencio
por morir viviendo la muerte.
Tratar de hacer fuego
con madera que pasó la noche en la lluvia
no tiene más sentido
que el egocentrismo de no aceptar
las derrotas más evidentes.
Deberiamos hacer como algunas aves
que primero se comen el cascarón
antes de pensar siquiera en aprender a volar.
Muchos nos saltamos esa parte
y caemos de un hoyo a otro,
corremos por un túnel ciego
que a veces se convierte en pozo
y allí recién nos miramos la cara
en el cielo de la poza.

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