Luego de 5 años perdido, donde creí encontrarme y la latente necesidad de adormecer los dolores con palabras se volvió un vago recuerdo, hoy he vuelto a ver la flama en los recovecos de mi espíritu y me miro las arrugas con las yemas en este andar desafinado, preguntándome acaso las mismas preguntas, obteniendo sino las mismas respuestas, palabras sin lenguaje que se hacen agua y emociones bajo los puentes. Hoy rompo la niñez, no hay felicidad ni tristeza, sólo un camino breve, el ir y venir de la caída. Ayer fue una noche liviana.
Ayer fue demasiado corto, hoy se ve demasiado largo. El mañana parece inmenso, pero nuestro tiempo es tan pequeño.
jueves, enero 15, 2015
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