martes, noviembre 16, 2010

Pececito de hueso

Vivir se vuelve un muerto

cuando el sol se acuesta

entre montañas

y no está el mar revoloteando

cuando cae la pena

brillando en el azul arriba

por tronador que esconde

el manto de una estrella

y es el aullido del tiempo

el que denota la ola atrapada

cual hoja desterrada en el otoño

en vientos de pasajes al olvido.

Y se le ve a uno el otro

ese que aun no termina su plato

y que silbando se pasea

por el andén de la inocencia

con una carta apolillada

casi tanto como el bolsillo

del viejo chaquetón del viejo

que nos queda grande y cierto

en asientos desiertos

en ecos tragados por el silencio,

suspira allá y acá lo siento

como si el tiempo no existiera en él

y aquí fuera eterno.

Luego el largo fuego de la luna

estirándose en un ojo insaciable

que mira dentro de una cueva

que más tarde será un pozo

al que arrojará la tierra

la huella de un desvelo ausente.

Y he aquí al hombre nombrándose

parte del cuerpo de ese verso

con un recuerdo

desovando adentro

como un pececito de hueso

que nada en el flujo de un sueño.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Lucho un abrazo grande
soy el tarro
espero que esti bien
Nos vemos