Se dió vuelta el ponche,
el cura se curó primero,
pero nos dormimos todos borrachos
y con la victoria al hombro,
el curandero se dió vuelta entre la espina,
cantó el arrecife una ola vestida de infancia.
El columpio porvenir rodó cuantos atardeceres,
entre esas jaulas de miedo que nos miraban disecadas.
Una vez perdida encontró al hombre
tomando en pie la letra al seco,
gritando el vaso hacia afuera, dentro del cortocircuito.
Porque los muelles quisieron esperar,
llegaron cantando puentes diferentes todos los abandonados.
El niño golpeaba la luna en el agua y la luna se agitaba riendo.
Los conocidos "anda pa' tu casa",
y los amigos "acompaña un rato más".
La irreversible saludando desde la casa de los abuelos
probando la conserva de ese que se acaba de ir.
Hubo cuartos donde dormíamos abrazados
y eramos todos felices.
Ahora escucho peros cayendo de los árboles más viejos,
esos que nunca dieron fruto.
Y los perros esclavos del vecino
ladrándole a los míos sin cadena,
también recuerdo el auto que me los quitó.
Las despedidas cargadas en la guata del camión
y los hermanos mirando un rostro que es el suyo.
Acabó la lija del tiempo por quitarme todo
sin dejarme vacío.
Hoy miro hacia atrás y estoy viendo el futuro.
Cada tiempo que pasé, sigue siendo en mi cabeza.
Los pies tatuaron en la yerba toda su huella,
el recuerdo cayó de la litera
para despertar al pobre espíritu
donde nació el presente y dónde nació el ayer.
Levantaron la red los payasos
cuando vieron que caía el segundo gol.
Al final luchó el niño contra la luna,
esperando que saliera el sol.
viernes, mayo 07, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario