con la cruz puesta sin preámbulos
no, eso sin dudas y por alto.
El viejo torpe dando tropezones con el calendario
apurado tic tac del bastón imaginario.
Cada nombre de la cabina tiene su número
pero el teléfono hace tiempo que está roto.
El creía haber tomado cientos de atajos
cuando sólo iba cambiando de destino.
Querer llegar a tiempo a premeditados
es entumir los ojos en constancias
que no te dejan ver cosas mejores.
Menos sabe una nube del amor
que un calendario.
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