domingo, octubre 24, 2010

Lunita mía

Qué pie más austero

en pasaje de campo

alejado del ruido

y la luciérnaga brotando

de la boca silenciosa

de la sombra atardecida.

Deshacerse de todo

compartirlo todo

y no tener nada que perder,

un abrir y cerrar de ojos

que pase la vida a tomarme

bufanda descocida en la cerca.

Luces que en los ojos se hacen agua

y llovizna de soledad

bajo los puentes de tu amor.

Ser el forastero

que quisiera quedarse

pero viene el viento y se lleva

a la hoja sobre el beso

de tu manto en un giro

que se vuelve estación,

primero carta

y luego anillo.

Ser vagabundo en tu abrazo

de nube a punto de llorar,

lavarme la cara con tu voz

y despertar en la ventana de mi mismo

gritando tu nombre

con una sonrisa de niño

que puede salir a jugar.

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