Niños de la tormenta
con sus baldes en las goteras.
Están lloviendo discursos
de épocas en que la pena
había dejado secando los cuadros
para no cortar el pastel.
Pero llegaron las visitas
a pedir la mano de la niña
para tomar del difunto la tierra
y de la tierra el olvido.
Hubo memoria en la memoria
y palabras infundadas en la envidia.
El origen de los lugares hundidos
nombrado para ver nacer el cambio
y esparcirse frío como el hambre
en las empuñaduras de las antorchas.
La sepultada razón de los oriundos
la convencida bienvenida del final
marcó la diferencia en el corazón
del triunfo que vive a costa de la derrota.
Bailemos entonces como hace el resto
en un ir y venir de pasajeros
en este desfile de sombras inéditas
que marcan sus caras en las paredes
y enseñan las garras
y muerden el polvo.
Amarraron las fogatas y la luna
planeando cuánto cargarían
sobre cada pobre
el supuesto aliento de la evolución.
Estalló una noche la naturaleza
por el caos del hombre llamado orden.
lunes, junio 07, 2010
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