amarillas y rojas hasta cansarme
siempre han sido mis favoritas
las embarradas y hartas de lluvia.
Preferí dormir bajo ramas
tragando lágrimas de savia
comprendí entonces la pena
la de las nubes no es de cualquiera.
Cargadas de enojo se quiebran
después de cada luna llena
otra estación se les escapa
a sus niños de verdes caras
A nosotros nos sigue la escarcha
los malos hábitos y la calma
Los vemos caer a pedazos
en años juntando recados
Con nombres tan variados
como tú les quieras llamar
crecerán firmes los verdes
de espinas rojas y fuertes
Bajo la corteza las ánimas
de la gente que donó su vida
El ciclo no se termina
nuestros huesos no son ceniza.-
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